Publicado el 07/06/2016 en Exame.com
La velocidad frenética del mundo de los negocios crea una aparente contradicción: es posible escalar posiciones y llegar al liderazgo de una empresa cada vez más temprano, sin embargo es mucho más difícil mantenerse en la cima por mucho tiempo.
Los CEO nunca fueron tan vulnerables. “Hoy los accionistas son mucho más impacientes que antes”, explica el coach João Marcelo Furlan, presidente de la consultora Enora Leaders. “Si el presidente de la empresa no da resultados, ellos exigen que sea sustituido.
El proceso de ascensión hasta el puesto más alto de la jerarquía ejecutiva ha cambiado mucho en las últimas décadas.
En el pasado, quienes comúnmente llegaban al cargo eran las figuras vistas como “geniales”, dice José Augusto Figueiredo, presidente de la consultora de recursos humanos LHH. “No por casualidad muchos eran oriundos del sector de marketing, relacionados a la creatividad, lo que hoy ya no se ve con tanta frecuencia”, explica.
Hoy, el principal punto de partida de los futuros CEOs es el departamento comercial de la empresa.
Según Figueiredo, los presidentes han pasado a ser evaluados por su capacidad de seducir y cautivar a los demás con su discurso – una capacidad típica de quien actúa en el mundo de las ventas.
Los ejecutivos de operaciones también son candidatos naturales al puesto. Como necesitan interactuar con personas constantemente, dentro y fuera de la organización, ellos acaban ganando visibilidad y pueden llegar al poder, especialmente si consiguen posicionarse como articuladores de las diversas ramas de la empresa.
Además de las ventas y operaciones, el departamento de finanzas también ha sido “criadero” preferencial de muchos CEOs en Brasil. ¡Que lo diga la crisis económica!
“El director financiero sabe recortar costos, tiene una fuerte visión de negocios y conoce bien los números de la compañía”, explica Irene Azevedo, directora de la consultora LHH. “Se ha convertido en una figura central en la crisis y muchas veces es escogido para el comando por la necesidad de tornar la empresa más rentable y lucrativa.
De acuerdo con Furlan, otro de los cambios notables en relación al pasado es la ascensión de ejecutivos de áreas menos tradicionales, como RR HH y Atención al Cliente. “Esto como resultado de la valorización del capital humano para los negocios”, explica. “Los sectores de la empresa que se dedican a las personas han ganado visibilidad y comienzan a originar más CEOs”.
¿Sueña con el poder? Vea a continuación 7 características de quien tiene todo para llegar al cargo:
- Acumula experiencias heterogéneas
Es un hecho que algunos departamentos llevan más ejecutivos a la presidencia que otros. Aún así tener un CV ecléctico – esto quiere decir, haber transitado por varios sectores dentro de la organización – es un diferencial interesante para los candidatos al cargo.
La diversidad de experiencias trae visión sistemática, una característica indispensable para cualquier presidente. A fin de cuentas, su foco debe ser el todo y no las partes de una empresa. “Si usted entiende bien lo que hace cada área, también tendrá más facilidad para delegar, lo que es fundamental para este puesto”, afirma Azevedo.
- Consigue ser visionario y pragmático al mismo tiempo
Un buen CEO consigue ver de lejos: percibe posibilidades para el futuro que acostumbran ser “invisibles” para las demás personas. “El detalle es que necesita ‘soñar’ sin dejar de tener los pies sobre la tierra, es decir, combinar sus ideales con un pensamiento práctico, orientado a los resultados”, explica la directora de LHH.
Esto también funciona para su postura frente a los demás. El presidente debe incentivar la innovación y la osadía dentro de la compañía, pero también debe garantizar el control de riesgos. Esta postura puede parecer contradictoria, pero es justamente esa ambivalencia la que permite el desarrollo sustentable del negocio.
- Es extremadamente resiliente
Importante en cualquier momento. La inteligencia emocional es especialmente necesaria para los CEOs frente a una crisis económica que abate el país. Esto porque el presidente es el blanco de presiones intensas y constantes que vienen de todos lados: de los accionistas, de los dueños de la empresa y del mercado en general.
Convivir con esa avalancha de exigencias requiere mucha resiliencia, característica descrita por el psicólogo inglés Conor Neill, profesor en la IESE Business School, como la capacidad de encarar la realidad de frente, siendo agradecido por lo que se tiene y hábil para encontrar soluciones.
- Sabe tomar decisiones solo (y rápidamente)
Llegar la presidencia exige sólidas habilidades interpersonales, pero ejercer el poder puede ser una tarea sorprendentemente solitaria. Según Irene Azevedo, de LHH, el CEO tiene que ser capaz de tomar decisiones muy difíciles sin consultar a los demás.
La misión puede ser aterradora, especialmente porque la velocidad del mundo de los negocios deja poco tiempo para deliberar. “El presidente debe pensar y actuar rápidamente frente a los cambios”, sostiene João Marcelo Furlan, de Enora Leaders. “La estrategia de negocio debe ser constantemente actualizada.
- Es humilde
Todo depende de la cultura organizacional, pero los CEOs con perfil más modesto han sido preferidos por las compañías, dice José Augusto Figueiredo, de LHH. La arrogancia – confundida con la auto confianza y credibilidad anteriormente – ya está pasando de moda.
“Ya nadie espera que ellos lo sepan todo o creen formulas mágicas”, explica el ejecutivo. “Lo ideal es que reconozcan sus errores, pidan ayuda y busquen la cooperación de todos para llegar a los resultados”.
- Cumple lo que dice
Consistencia es otra característica esencial para cualquier candidato al puesto más alto de la empresa. De acuerdo con Furlan, la capacidad de cumplir con la propia palabra es aún más importante en función de la imprevisibilidad del mercado y de la necesidad de generar compromiso para lograr productividad.
“Ninguna estrategia sale bien si no se conquista la adhesión de las personas y esto sólo es posible siempre y cuando el líder tenga credibilidad”, dice el coach. Al fin y al cabo, una de las principales contribuciones de esta figura es inspirar a los otros a adoptar un determinado comportamiento frente al trabajo. Si no da el ejemplo, ¿a quién convencerá?
- Tiene repertorio técnico
Los presidentes de empresa no necesitan ser especialistas, pero deben tener conocimientos sólidos sobre el sector y el negocio en que actúan. Aunque se encuentren en un cargo de gestión, ellos también deben conocer detalles técnicos sobre finanzas, dominar la lectura de balances y demostrativos, hablar otros idiomas y hasta entender un poco de sociología y comportamiento.
La capacidad de comunicarse bien en público también marca toda la diferencia; ya que muchas veces el CEO se convierte en una especie de ‘chico propaganda’ informal del negocio. En reuniones y eventos, su imagen se confunde con la de la propia empresa que dirige.