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Anímate a Cambiar

El cambio es un evento externo a nosotros, es algo que sucede y que nos toca enfrentar proactivamente, aceptando con mucho positivismo que no estamos frente a un problema sino frente a una oportunidad. ¡Anímate a cambiar!, señaló Lucas Reaño, Gerente de Programas Institucionales Lee Hecht Harrison – DBM Perú.

“Los cambios son muchas veces difíciles de aceptar, estos no necesariamente nos tienen que gustar, estos pueden ser correctos o incorrectos, justos o injustos, lo cual resulta irrelevante”.

Los cambios se dan, se producen y se seguirán dando, y tenemos que estar preparados para obtener lo mejor de ellos.

Para esto tenemos que saber manejar la transición, que es un proceso psicológico interno, que depende de cómo cada uno lo enfrente para lograr el mejor resultado. Para que el cambio se produzca, de todas maneras se tiene que atravesar por un camino, que en LHH DBM llamamos la “curva del cambio”.

Pongámonos en la situación de una desvinculación laboral involuntaria, la cual generalmente es percibida como negativa. Quedarse paralizado o no saber qué hacer es muy común, pero siempre se produce una respuesta interna. La Transición es ese proceso interno y tiene tres fases: (a) terminación, (b) exploración y (c) nuevos comienzos.

En la primera fase, la terminación, se reacciona con rechazo, negación y hasta se puede entrar en shock, “esto no me puede pasar a mí”, “otros son los que deben irse”, “yo no tengo porque hacerlo”. Si bien después de esta confusión empieza la resignación; el enfado, el temor y la frustración te siguen acompañando. El gran reto es no aferrarse, es dejar ir, aceptar con mucha madurez que no hay vuelta atrás y tomar la decisión personal de seguir adelante con la oportunidad que nos brinda la vida y dar el paso a la siguiente fase.

En esta segunda fase, la exploración, nos permite analizar nuevas posibilidades, planear a futuro, surgen esperanzas, pero también se tiene que manejar la ambigüedad porque se van a presentar dudas, entras en un caos, incluso piensas que te pueden volver a llamar y tratas de evadir la situación llenándote de actividades para “esperar” y justificar la inacción. Lo único que se logra con estas actitudes es desperdiciar energía innecesariamente. El comportamiento puede ir desde no hacer nada hasta iniciar actividades frenéticas sin ningún objetivo preciso, lo cual hace el proceso más lento.

Superadas esas incertidumbres, después de un fuerte estrés, empieza la tercera fase “Nuevos Inicios”, donde los comportamientos empiezan a ser positivos, te llenas de creatividad, recién comprendes y aceptas la pérdida y luego todos tus sentimientos son de esperanza, alivio, excitación, confianza y entusiasmo por empezar algo nuevo. Recién en este momento el cambio se materializa.

Hace poco, conversando con Miguel Ángel, un ejecutivo del sector construcción, me comentaba que su jefa lo hacía quedar mal en cada reunión, “siempre que presento un trabajo, me pide demasiados detalles, siempre tiene una pregunta más o un cuestionamiento general a cada trabajo. Tienes que cambiar, tienes que analizar más, me repite constantemente y ¡ya no la soporto!, quiero retirarme de la empresa”

Después de escucharlo con atención, le dije, Miguel Ángel, observo que tu fuerte no es el análisis, ¿verdad? “En efecto yo resuelvo los problemas rápidamente y no siempre todos los resultados tienen que ser buenos, de los errores se aprende”…. ¿Qué pasa si a partir de mañana empiezas a darle más importancia al análisis y sorprendes a tu jefa positivamente?

Miguel Ángel se quedó reflexionando y después de un silencio concluimos en algo muy sencillo:

Primero, empezaría a mejorar su capacidad de análisis, segundo, probablemente las relaciones con su jefa empiecen a mejorar y tercero, nuevas puertas se pueden abrir en su futuro laboral ¡Anímate a cambiar!

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*Publicado en Centrumaldia.com, el 26/02/2018