Centro de conocimiento

Decir sí, pero con ánimo

Publicado el 07 /09/2016 en Revista Aptitus

¿Quién no quiere estar rodeado de gente, de equipos y de líderes que transmitan entusiasmo? Si conocen a alguien que no, aléjense. La falta de entusiasmo puede ser contagiosa.

Luego de un día complicado de trabajo, llegué a mi casa y mi hijo, de 8 años, me preguntó si quería jugar algo con él. Yo pensaba terminar un par de temas que había llevado a la casa, pero, consciente de que él deseaba pasar tiempo conmigo, le respondí que sí, aunque fue un “sí” soso, sin ganas. Él me miró y agregó con una sonrisa de oreja a oreja: “Di ‘sí’ con ánimo”. Sonreí y con mucho entusiasmo le contesté: “Sí, con ánimo”. Ahora se ha vuelto una manera de pedir, responder o actuar entre nosotros. Si le pido que haga algo y veo poco entusiasmo de su parte, le repito la misma frase y el entusiasmo aparece en él.

El entusiasmo, en resumidos términos, se refiere a una actitud o manera positiva, alegre de enfrentar las situaciones cotidianas. Es una fuerza interior que te motiva, no solo a hacer, sino a querer hacer las cosas y llevarlas a cabo lo mejor posible. Sin embargo, muchas veces, en el día a día, nuestra vida laboral hace que perdamos ese entusiasmo, esas ganas de decir “sí, con ánimo”. Esa falta de entusiasmo, además, se agudiza cuando más lo necesitamos; por ejemplo, cuando hay cambios, cuando no se llega a los objetivos, cuando ingresan nuevas personas a los equipos, entre otros factores.

¿Qué debemos hacer cuando sintamos que no hay entusiasmo en nuestro entorno?

1. Seamos proactivos. No esperemos que el resto muestre entusiasmo para contagiarnos, sino que empecemos manifestando entusiasmo nosotros mismos.

2. Sintámonos orgullosos de los pequeños y grandes logros, de lo que hacemos y por qué lo hacemos. No hay nada que cultive más el entusiasmo que el orgullo.

3. Advirtamos, a quienes no muestran entusiasmo, su actitud (de una buena manera por supuesto) y digamos: “Sí, con ánimo”. Muchas veces la inercia hace que perdamos el entusiasmo, pero un pequeño empujón consigue que lo recuperemos.

4. Démonos cuenta de lo agradecidos que debemos estar por todo lo que tenemos, por lo mucho que aprendemos y por las oportunidades de aportar que se nos presentan.

5. Seamos positivos. Si pensamos que siempre las cosas saldrán mal, o vemos el vaso siempre medio vacío, no daremos espacio a nuestro entusiasmo.

6. Busquemos un espacio para relajarnos y llenarnos de energía. El entusiasmo no puede sobrevivir en un espacio con tensiones constantes.

Realicen la prueba luego de leer esto; de mostrar entusiasmo por las pequeñas cosas del día a día. Cambien su actitud, contagien esas ganas de poder y querer hacer, y verán lo rápido que su entorno se contagiará de ese entusiasmo que tantas cosas buenas trae.

Ver PDF