El imperio de la felicidad (ver pdf)
Fuente: El Comercio/ 18-10-2015
¿Las mujeres «DEBEMOS» dar más sonrisas que los hombres? Por Rosa Chávez Yacila
«Happy girls are the prettiest». En español: Las mujeres felices son las más bonitas. Lo dijo hace décadas la actriz Audrey Hepburn y quedó para la posteridad y para los miles de memes que circulan con la frase por Internet. Algo parecido pensaría el cantante de reggae Bob Marley cuando compuso la frase -ahora convertida en otro meme galante- «La curva más hermosa de una mujer es su sonrisa». Dicen que las coincidencias no existen.
No es solo porque lo dijeron dos famosos, sino también porque así nos lo ha inculcado la sociedad, asumimos como una verdad de Perogrullo la analogía mujer sonriente es a mujer hermosa. ¿Alguien se atreve a decir lo contrario? De hecho, sí. A inicios de mes, el gran ‘retailer’ inglés «Next» quitó de su tienda online una polera para niñas que reproducía, en doradas letras brillantes, la famosa cita de Hepburn. Los cues-tionamientos de usuarias e incluso organizaciones feministas -¿las mujeres depresivas no son bellas? ¿por qué las niñas deben preocuparse en ser bonitas?- lo lograron.
RBF
Asumir que las mujeres poco dadas a sonreír son histéricas o andan con la menstruación o viven de amargura en amargura no es un cuento nuevo. Es más, una mujer que muestra determinación o confianza en sí misma es menos deseable que aquella que sonríe, mientras que un hombre de gesto arrogante o altivo resulta más atractivo que uno risueño -así lo demuestra un estudio de la American Psychological Association publicado en el 2011- Las mujeres no tenemos rostros serios: los «sufrimos».
En Estados Unidos se ha denominado a este gesto el «resting bitch face» (RBF) -algo así como «cara de bruja en reposo» en nuestro idioma-Varias actrices de Hollywood son «memeadas» o reciben bromas en las redes sociales por tenerla. Kim Kardas-hian, Ana Paquin, Kristen Stewart o Victoria Beckham son algunas de las integrantes de la pandilla RBF. Tanto ellas como todas las mujeres que «padecen» de esta expresión facial, no lo hacen adrede. Sus rostros son simple y sencillamente así. Acaso, ¿hay alguien cuyo rostro venga con sonrisa integrada?
EL PODER DE UNA SONRISA
Las sonrisas nunca caen mal, a no ser que sean fingidas o excesivas hasta el empalago o la sinrazón. Estudios como «The New Scientist face experiment» -publicado en el 2009 por la revista New Scientist-, comprueban que una persona sonriente es percibida como más confiable y competente respecto a quien no arquea los labios. No importa si eres mujer u hombre, la sonrisa te confiere cierto poder.
«Las sonrisas no son siempre señal de felicidad o bienestar, a veces son de nerviosismo», replica Raquel Silberman, psi-cóloga clínica y docente de la Facultad de Psicología de la UPC. La especialista comenta que, por ejemplo, en un proceso de selección un conjunto de rasgos está bajo la lupa, no solo los gestos de nuestra cara. «Una persona introvertida, puede ser más reflexiva. La introversión no es un problema, es un rasgo de personalidad» comenta. Los perfil bajo también tienen espacio en el mundo.
¿Por qué nos exigen más muestras de felicidad a las mujeres que a los hombres? Por una cuestión cultural, de género. «A nosotras se nos asocia con la ternura, la amabilidad, con el instinto maternal, mientras que a los hombres no» dice Silberman. ¿Estamos entonces condenadas a «pelar los dientes» en todo momento? Después de todo, la vida no es un carnaval perpetuo. •
EL ÉXITO Y LA SONRISA
Inés Temple, Presidente del LHH-DBM Perú y Chile y autora de «Usted S.A., empleabilidad y marketing personal», acota:
«La sonrisa sirve, en el ámbito laboral, para darle retroalimentación a las personas con las que interactuamos. Una sonrisa le dice a otra persona que nos gusta, que los aprobamos y le genera una buena sensación sobre sí mismo. También genera calidez, que a su vez facilita la confianza y empatia. La sonrisa es una de las principales señales de éxito y de entusiasmo que son rasgos de liderazgo. El sonreír, el tener un buen gesto en la cara es una práctica que se aprende. Hablar sonriendo es un buen ejercicio. Creo que sí es imperativo que quienes trabajamos y queremos avanzar en nuestra carrera aprendamos a sonreír más y mejor. Antes que una exigencia, es una estrategia».
Fuentes:
Raquel Silberman, psicólogo clínica y docente déla Facultad de Psicología de la UPC.
www.upc.edu.pe Inés Temple, presidente del LHH-DBM Perú y Chile y autora de «Usted SA, empleabilidad y márketing» www.inestemple.com