Publicado en Diario Gestión, el 1/09/2021
El trabajo remoto como la educación virtual, no implica por sí mismo, una tensión emocional en las personas; de hecho, antes de la emergencia sanitaria ya existía el teletrabajo al igual que plataformas para estudiar a distancia.
El problema surge cuando la estructura de cualquier organización traslada los esquemas funcionales propios de la presencialidad a la virtualidad. Los procesos y procedimientos, así como las funciones y tareas no pueden desarrollarse de la misma manera porque el espacio que los contiene ahora está determinado por factores muy diferentes a los acostumbrados, afectando la dimensión personal y familiar de los colaboradores.
El impacto de ajustes superficiales en contextos de cambios profundos como los que se están viviendo, se siente en el desequilibrio emocional de todas las personas involucradas en la organización y comprometidas con sus resultados.
Todos podemos trabajar en las condiciones -diferentes o adversas- que toquen vivir, pero es responsabilidad de los líderes de las organizaciones transformar o inventar los esquemas de eficiencia, eficacia y calidad para todos, para evitar fugas o deterioros.
Ante nuevas condiciones, cambios permanentes, inestabilidad en muchos aspectos, la gestión participativa puede ayudar a resolver conflictos. Para ello, es importante convocar a colaboradores talentosos para construir desde ángulos y perspectivas distintas, salidas constructivas.
Estos profesionales, colaboradores comprometidos, son los que gustan aportar para resolver ingeniosamente, los problemas. Cuando son considerados se fortalece el sentido de pertenencia a la empresa; además, empodera, anima y refuerza el talento del trabajador que no sólo se siente apreciado, más bien, demuestra que puede generar ideas brillantes.
Las capacidades para el trabajo remoto son imprescindibles en la búsqueda y sostenimiento del empleo; pero también, el respeto por la persona: por su espacio, sus condiciones y su tiempo. La magia del teletrabajo y de la educación a distancia está en que, cada uno aprenda a organizar estos elementos, eficientemente.
Ahora bien, como a todo cambio o transformación le precede un aprendizaje, ¿Qué tal si dedicamos planes de mejoramiento para la gestión del tiempo y del espacio para nuestros colaboradores?
Los trabajadores talentosos aprecian especialmente las dos condiciones expuestas líneas arriba: oportunidades para resolver problemas y posibilidades para seguir aprendiendo, más aún, capacidades tan elementales para el bienestar laboral de hoy en día. Así, los podremos retener, empoderar, actualizar y, sobre todo, fortalecer su equilibrio emocional.
