El espíritu humano que nos inspira (ver pdf)
Fuente: Mujeres Batalla/ 24-12-2014
Cada día estoy más fascinada por lo que la fuerza del espíritu humano es capaz de hacer. Quizá por eso no hago más que buscar y descubrir ejemplos de personas que desafían desgracias o inmensas dificultades, y que lo hacen con una fuerza de ánimo impresionante, con la cara en alto y sin aceptar la derrota como opción.
Encuentro relatos de personas que se han puesto de pie y luchan contra desgracias, retos o problemas que jamás pensaron enfrentar, sin asumir su falta de suerte como una excusa para derrumbarse. Incluso sacan una fuerza y una garra que no sabían que tenían. Su fuerza y resiliencia me inspiran y motivan. Pero me intrigan, también. ¿De dónde sale esa fuerza? ¿Por qué algunos salen adelante y otros sucumben? ¿Qué pasará conmigo si me toca otra vez – Dios no quiera – algo fuerte y aterrorizante?
Quizá sea por eso que los observo y admiro tanto. Son personas que se lideran a sí mismas, que inspiran a otros, que tienen ambiciones y que no cejan en su intento de luchar por su visión y cumplir con su propósito de vida, siempre. Quiero aprender de ellos, ser como ellos. En especial me inspiran los que luchan por sus principios en beneficio de otros, y lo hacen con perseverancia y pasión. Son mis héroes, tengo sus historias cerca, las atesoro y repaso, y siempre pienso: Si ellos han podido salir adelante, quizá yo deba tratar de ser como ellos, sin embrago, esta pregunta siempre reaparece: ¿Tendré yo esa fuerza? Y, sobre todo: ¿Cómo me preparo para ser como ellos?
Lo que sí he aprendido, es a tratar de no fijar mi atención en las personas que siempre tienen alguna excusa para no cumplir sus promesas o para no seguir adelante -ayudándose a sí mismos o a sus familias- con corrección, a pesar de estar preparados para hacerlo. Porque no hablo de gente que realmente puede necesitar ayuda en circunstancias difíciles, pues con ellos debemos ser siempre solidarios y muy humanos. Me refiero a los sin alma, personas negativas, con el espíritu pequeño y egoísta, que no hacen sino atacar o dañar a otros, buscando esconder -en realidad- sus propios fracasos y frustraciones.
Desde mi experiencia, se trata típicamente de personas sin ética, palabra o moral. Pienso que quizá es por eso que, justamente, son quienes se suelen quebrar irremediablemente ante las prueba de la vida, pues nunca desarrollaron sus recursos personales basados en valores como la bondad, la generosidad o la lealtad y luego claramente no encuentran quien quiera apoyarlos o ayudarlos.
Eso es lo que concluyo tras haber sido testigo -tantas veces- de casos de uno y otro lado, quienes salen adelante y tienen el espíritu sano, fuerte y resiliente, capaz de sobrevivir con fuerza y garra las adversidades, son quienes viven su vida con integridad y coherencia, y actúan siempre con nobleza, generosidad y lealtad. Yo los saludo desde estas líneas y se las dedico con enorme admiración y respeto. ¡Gracias por inspiramos!