Centro de conocimiento

Tips de Marketing Personal

Tips de Marketing Personal  (Ver PDF)

Fuente: América Economía / 21-02-2014

Artículo de Ines Temple, Presidente Ejecutivo de LHH-DBM Perú.

Podemos realizar el ejercicio de ponernos en los ojos de los otros y descubrir cómo nos ven, qué transmitimos, cómo nos presentamos, qué reputación tenemos.

Hagamos un resumen de lo que hemos visto en diversos artículos:

Todos los trabajos son temporales, ya no hay trabajo para siempre. Son como seminarios: hay que aprender, prestar atención y generar resultados. Son una aventura, uno nunca sabe lo que va a pasar…. Recordemos: los trabajos duran mientras convengan a ambas partes: a nosotros y la empresa.

-Idealmente tenemos que buscar entera satisfacción en el trabajo mismo y no en algo que nos va a llegar, como una promoción, aumento o un cambio de jefe, por ejemplo. Si no nos satisface lo que hacemos, no trabajaremos a gusto jamás. Un profesor australiano que tuve en la Universidad de Nueva York decía que no podía creer que le gustara tanto lo que hacía y que además le pagaran por hacerlo. Eso se convirtió en mi mantra… y no paré hasta encontrar el trabajo que realmente me apasionara.

No hay mejor cosa que disfrutar del trabajo. Además se genera un círculo virtuoso: nos involucramos más, lo hacemos cada vez mejor. Así se generan los resultados del caso, para la empresa y para nuestra carrera.

Debemos cuidar siempre nuestra actitud con el cliente interno y externo y recordar que nuestro principal cliente interno es nuestro jefe. Y debemos saber cómo relacionarnos positivamente con él para ayudarlo a crecer en su carrera.

-Nuestros pares, nuestros colaboradores, nuestros supervisores y supervisados son también algunos de nuestros clientes internos. Ellos y nuestros clientes externos son, además de clientes, buenos contactos y relaciones.

-Para ser cada vez más empleables y ser vistos como recursos estratégicos de la organización, debemos, además, tratar de hacer siempre más de lo que nos piden, expandir el área de influencia con aportes propios, interesarnos en los demás, no ser improvisados y, obviamente, tratar de encontrar maneras de mejorar las cosas cada día.

Nuestra actitud es absolutamente vital para nuestro éxito. El entusiasmo, las ganas que ponemos en el trabajo, la pasión, el estar involucrados, el seguir actualizados y vigentes y sobre todo el cumplimiento de las metas y los objetivos determinan de manera significativa nuestro nivel de empleabilidad.

Es importante identificar la trampa del éxito porque es muy fácil caer en ella. Les pasa a las empresas y nos pasa a las personas: cuando nos está yendo muy bien, cuando pensamos que tenemos ya aquella llave que abre todas las puertas tendemos a decir: «¡Ya llegué, lo logré, tengo ya la fórmula del éxito, por tanto he trabajado, para qué voy a cambiar si me está yendo tan bien!»

Pero sabemos que las personas y las empresas exitosas, cuando se sienten como tales corren el riesgo de dejar de querer cambiar, aprender, mejorar, de capacitarse, de crear nuevas alternativas o maneras de hacer las cosas, de innovar. En otras palabras, se quedan atrás. La complacencia y la arrogancia son dos de los más grandes enemigos de la empleabilidad.

La única manera de seguir siendo siempre exitoso es cambiar cuando nos va bien. Comenzar a construir una nueva versión de uno mismo en un momento complicado puede ser un error fatal.

Tengamos claro que la posibilidad de escoger entre hacer o no hacer marketing personal ya pasó. Ahora se trata de hacerlo bien. Es un reto poder comunicar nuestros logros, habilidades y talentos con sencillez y sin parecer arrogantes.

Para comprender el marketing personal debemos empezar por nuestra propia imagen, y ello comienza con lo que pensamos de nosotros mismos: ¿cómo nos vemos?, ¿cómo queremos que nos vean?, ¿qué es lo que queremos?, ¿nos sentimos exitosos?, ¿nos ven cómo a personas seguras, pero sencillas?

No debemos descuidar la mirada de los otros. Si bien no vamos a vivir en función de esa mirada, sí podemos realizar el ejercicio de ponernos en los ojos de los otros y descubrir cómo nos ven, qué transmitimos, cómo nos presentamos, qué reputación tenemos. Es nuestra responsabilidad no solo ser empleables sino también parecerlo. Eso eleva el valor de nuestra marca en el mercado.