
Publicado en infocapitalhumano.pe, el 14/10/2019
En algún momento todos hemos sido testigos de la historia de algún ejecutivo muy inteligente y preparado que asumió una posición de liderazgo y fracasó.
También hemos conocido el caso de alguien con sólidos conocimientos intelectuales aunque no extraordinarios que asumió un puesto similar y logró el éxito. ¿Cuál es el secreto?
Potenciar la inteligencia emocional no es otra cosa que la habilidad que tenemos de entendernos y manejar nuestras emociones (autodominio, autoestima, autodeterminación) y de cómo nos relacionamos con las demás personas. También se le conoce como habilidades blandas.
Anteriormente las organizaciones valoraban más las habilidades duras, es decir, aquella inteligencia lógica y racional; pero ya desde hace 20 años la tendencia ha cambiado. Un aspecto importante de la inteligencia emocional es la capacidad de percibir, controlar y comprender las emociones en uno mismo y los demás – y utilizar esa información apropiadamente. El reconocimiento de la inteligencia emocional en uno mismo puede ayudar a regular y gestionar tus emociones además de reconocer emociones en otros, lo cual favorece el desarrollo de la empatía y el éxito en tus relaciones, tanto personales como profesionales.
En ese sentido, los ejecutivos peruanos deberían preocuparse más por desarrollar esta habilidad, con el fin de seguir ascendiendo a nivel personal y profesional. Tener o no tener esta inteligencia puede ser determinante para la obtención de un puesto de trabajo. Por ejemplo: cuando se busca contratar un ejecutivo, generalmente llega al final una terna (tres candidatos) y en ese momento todos están capacitados para el puesto, lo que podría ser determinante es algo que se llama “química” y que está relacionado con la inteligencia emocional, justamente con esa capacidad de sintonizar, de entender qué está buscando el otro, y poder mirar en común.
Estas habilidades blandas son cada vez más valoradas en la selección de personal, y más aún en la selección de altos ejecutivos. La inteligencia emocional es una herramienta indispensable para alcanzar nuestras metas y objetivos personales y profesionales; para ello es necesario trabajarla y desarrollarla para alcanzar un nivel adecuado que sirva de soporte hacia nuestras metas y objetivos.
“Un aspecto importante de la inteligencia emocional es la capacidad de percibir, controlar y comprender las emociones”.