0114 246x175 - Empleabilidad: La lealtad y las competencias
20 enero, 1998

Empleabilidad: La lealtad y las competencias

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Un alto ejecutivo al que estamos asesorando para replantear su carrera y continuar su vida profesional cuestionaba ardientemente el tema de la lealtad profesional.

El fue recientemente despedido de una organización donde trabajo por mas de una década, asumió siempre que su lealtad sería reconocida y premiada con seguridad laboral de por vida.  Nunca penso (ni nadie sugirio que lo hiciera) en terminos de contribucion al resultado, ni valor agregado.  Asistió a trabajar puntualmente todos esos años sin pensar en objetivos personales como el logro de su librtad economica y su desarrollo personal.  Hoy, con pocas habilidades vigentes, sin experiencia en marketing personal y una red de contactos limitada, se siente traicionado y enojado.

Y con mucha razón.  En el paradigma anterior, donde la lealtad se premiaba con seguridad, conceptos como empleabilidad, administración de carrera y la fidelidad con uno mismo eran vistos como deslealtades potenciales, ya que la empresa asumía nuestra formación y desarrollo profesional, y daba dirección a nuestra carrera hasta la jubilación; entonces, pensar como individuo-producto en términos de carrera y potencial de mercado para nuestras habilidades y fortalezas, amenazaban el sistema como tal.

Nuestro ejecutivo en cuestión, trabajo protegido y seguro, pero esas falsas seguridades lo adormecieron y lo volvieron obsoleto.  Abdico al control de su carrera, abandono su desarrollo y dejó de crecer mientras otros, exigidos por la modernidad o la competencia, se mantuvieron vigentes y competitivos.  Jamás hizo un currículum vitae para registrar sus avances profesionales o pensar estrategicamente en el desarrollo de su carrera (siempre creyo que el currículo sirve solo para buscar trabajo)  Nunca contempló los aspectos politcos de su cargo.  Es más, equivocó su enfoque en la búsqueda de su satisfacción personal, ya que no comprendió que en el trabajo esta posición es también condición esencial para el éxito profesional.

Sucede que hoy, cuando las organizaciones líderes concentran sus esfuerzos en su negocio principal, enfocándose en competir en áreas donde pueden ganar, los ejecutivos exitosos definen su carrera en función de poder hacer aquello que gustan de hacer y hacen bien, alineando sus intereses y valores con los de la organización.  Miden su éxito en función de logros, resultados finales, valores y ética, innovación y creatividad, crecimiento, ahorro, participación de mercado, y sobretodo, satisfacción del cliente.  Analizan con seriedad su carrera, sus fortalezas, sus debilidades, sus competencias ejecutivas y sus habilidades gerenciales.  Y las mejoran permanentemente, asociando el éxito de su carrera al éxito de la empresa donde trabajan.

Y las empresas pagan por esa expectativa de contribución directa a resultados y de valor, en una relación donde ambas partes conocen sus responsabilidades y en la que las expectativas son claras.

¿Qué hacer? Imagínese un barco en el puerto, abastacido y listo para partir.  Imagínese que absurdo suena: el capitán y su barco parten sin destino definido, navegan sin rumbo y no tienen la certeza de cuándo llegarán, ya que no saben hacia donde van.

¿Sabe usted hacia donde va su carrera? ¿Ha establecido un plan para su carrera profesional? ¿Ha definido ya sus metas reales y las habilidades y pasos que necesita para lograrlas? ¿Sabe cuál es su definición de éxito personal? ¿Sabe claramente en lo que es usted bueno, lo que hace con facilidad, cuáles son sus fortalezas, habilidades, sus debilidades y, lo más importante, lo que le gusta hacer con pasión? En fin ¿Es usted leal consigo mismo?

 

Tener un plan de carrera es clave para definir su nivel de empleabilidad en el mundo del trabajo.  En el nuevo mundo donde la seguridad viene exclusivamente de nuestra actitud frente al trabajo y de nuestro nivel de empleabilidad, no basta con ambicionar estar seguro: hay que ganarse esa seguridad cada día de la semana.

 

Nunca he conocido a algún triunfador que deteste hacer su trabajo o que no sepa claramente definir lo que es importante para si, con una escala de valores claramente definida.  Lo que acompaña al éxito es el entusiasmo, la pasión por cumplir las metas, la energía y la dirección.

Actualmente, nuestro amigo ejecutivo ha hecho una evaluación a fondo.  Sabe mejor lo que le gusta y en lo que es bueno; ha aprendido a profundizar sus competencias ejecutivas y habla con soltura de sus habilidades y destrezas, debilidades y planes para seguir creciendo profesionalmente. Sabe a donde apuntar y cuál es el tipo de organización y sector donde encontrará mejor encaje cultural.

Hoy sabe lo que va a vender y tiene la certeza de que su contribución y su lealtad hacia la empresa que lo contraté estará respaldada por los resultados que genere para ella, cómo sepa desarrollarse permanentemente como capital intelectual, donde la seguridad dependa de él mismo en la medida en que se mantenga empleable en un mercado de trabajo que sabe premiar al talento y la contribución al resultado.

Ahora él ya sabe que ser leal a su empresa empieza por ser leal a uno mismo.  Esa es la mejor manera de contribuir exitosamente al desarrollo común.




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