Publicado en Diario Gestión, el 25/03/2021
Muchas veces los colaboradores con este perfil suelen desligarse de su responsabilidad. A estas personas se les pueden validar las emociones, pero también incentivarlos a encontrar soluciones.
Cuántas veces hemos escuchado a algún compañero de trabajo quejarse de todo y optar por el rol de víctima, “Imposible llegara tiempo, me han puesto a los peores del grupo para el proyecto”, “mi jefe me odia, por eso encuentra error en todo lo que hago” o “estoy tan agobiada por mis problemas de casa que no creo poder hacer el trabajo solo” son algunas frases que mencionan. Actitudes y conductas de este tipo de personas buscan quitarse la responsabilidad, manipular para conseguir ayuda o mostrar enfado por no haber estado pendiente de ellos como deseaban.
Perfil
Si bien todos pasamos por malos ratos, el que asume el papel de víctima solo se declara inocente y se concentra en aquello en lo que no puede influir, explica Hortensia Casanova, gerente de servicios de psicología y consultora de LHH DBM Perú.
La especialista recomienda hacerse unas preguntas para reconocer si uno está adoptando dicho rol. ¿Me la paso quejando todo el tiempo y justificando el fracaso debido a la mala suerte o a las circunstancias externas? ¿Siento y manifiesto que no tengo poder para influir en la situación? ¿Culpo a los demás? ¿O incluso culpo a mi forma de ser o a impulsos internos que no puedo controlar, sin asumirla responsabilidad de mis actos?
La tarea del líder
En el terreno laboral, el líder de un equipo debe tener lo que Forbes llama “ojo de turista” para detectar al
colaborador que adopta este tipo de actitud. Es decir, no solo acostumbrarse a “la forma de ser” de esa persona, sino mirar con duda, asombrarse y preguntar luego de recibir ciertas justificaciones ante el error.
De no hacerlo, se corre el riesgo de contagiar al equipo esta conducta.
Melissa Marcovich, docente de la carrera de Psicología de la UPC , también aconseja a los líderes que trabajan con una pareja con los roles de víctima y victimario, cambiar por un tiempo sus funciones o colocarlos en posiciones distintas para cortar el círculo.
En primera instancia, “el líder puede ser un facilitador para conversar, pero si no cambia la dinámica, deberían mover a las personas del grupo o poner a un tercero de intermediario”, añade Marcovich
Por su parte, Ernesto Rubio, gerente general de Ronald, Services Career Group, indica que el jefe suele trazar su estrategia en silencio. “ El líder motiva a los ‘no víctimas’ con desafíos retadores; y a los que cuentan con una actitud de víctima les propone que sugieran nuevas opciones de salida”
Validar las emociones
Por mucho que moleste una actitud victimista, la forma más inteligente de abordar a estas personas es validar su emoción, pero aconsejar para que sea pro activo . Decir “es normal la tristeza, pero cumplir con tus responsabilidades ayudará a no dejarte llevar por el episodio vivido”, sugiere EFE.
Así mismo, Rubio recomienda reemplazar los pensamientos negativos. “ Sacarlos a la luz con debido tacto y empatía,
para luego de eso suplantarlos por pensamientos positivos que lleven a la acción y a la comprobación de
que todo problema es factible de resolverse”.
