Inés Temple: "No actualizarse es la muerte de cualquier profesional" - LHH DBM

Prensa

Inés Temple: «No actualizarse es la muerte de cualquier profesional»

Publicado en la revista Semana Económica, el 24/12/2018

En esta nueva serie Semana Económica conversa con ocho CEO en su camino al trabajo. Se decidió aprovechar el tiempo (a veces muerto) que le toma a un alto ejecutivo trasladarse a su oficina para que nos cuente de su estilo de gerencia y liderazgo. El objetivo es aprender sobre management de quienes lo ejercen en su día a día. A la vez, se optimiza el tiempo de estos ejecutivos, que tienen algunas de las agendas más recargadas.

¿Cómo arrancas tu día?

Cuando estoy en Lima trato de hacer ejercicio todas las mañanas. Empiezo mi día a las 7:30 am y voy al gimnasio de mi edificio. De ahí, trabajo mucho en casa. Soy presidenta de directorio de cuatro empresas. Mi tarea es básicamente que mis gerentes sean felices.

¿Cómo haces eso?

Es un reto porque hay un punto medio entre darles suficiente espacio para que hagan lo que tienen que hacer y no estar lejos. Cuando todo va super bien ni me ven y si hay un tema me acerco más y participo.

¿Cómo mantienes el contacto con clientes desde tu posición gerencial?

Me gusta participar en algún proyecto directamente si siento que puedo aportar. Como consultores tratamos de entender qué necesita el cliente realmente.

¿Oué característica o hábito consideras indispensable para un alto ejecutivo?

Siempre estar actualizándote. Soy lectora voraz. Todos los días leo entre una hora y media, y dos. También voy a muchos cursos y seminarios fuera sobre temas de tecnología y de mi especialidad. Si no te esfuerzas por actualizarte constantemente pierdes toda vigencia y esa es la muerte de cualquier profesional o empresario. LHH-DBM se dedica al outplacement.

¿Cómo elegiste ese rubro?

Cuando vivíamos en EEUU, un día mi esposo, que había sido un exitoso banquero, tuvo un desacuerdo ético con la empresa en la que trabajaba y de la noche a la mañana nos quedamos en Miami con una hipoteca gigante, tres colegios privados y relativamente pocos ahorros.

Luego descubrí una revista de mi universidad, NYU, en la que contaban del outplacement. El servicio involucraba ayudar a las personas que se quedaban sin trabajo a recolocarse. Yo pensé que si nosotros hubiéramos tenido a alguien que nos guíe, no hubiéramos cometido los errores que cometimos.

¿Cómo pasaste a trabajar con ellos?

Llamé a la empresa y les dije: quiero llevar el concepto a Lima. En esa época les mandaba faxes todas las semanas. Me pidieron hacer un estudio de mercado, empaparme del tema hasta que al final fue más fácil decirme sí que no. Abrí operaciones en 1993 y fue duro porque el concepto no era conocido acá. En 1996 me pidieron abrir operaciones en Chile y luego manejar Argentina, pero mi esposo ya había fallecido y mis hijos eran chicos; yo tampoco quería vivir tanto en aviones. Sólo vi Perú y Chile.

¿Cómo hiciste para manejar las dos operaciones y encargarte de tu familia tú sola?

Cuando lo tienes que hacer lo haces, no hay alternativa. También tuve apoyo de mi familia. Además, no solamente era un trabajo para pagar los colegios, era mi pasión tratar de convencer a las empresas en el Perú que cambiaran su modus operandi. Sigues difundiendo el tema vía charlas y videos.

¿Siempre tuviste esa habilidad para comunicar?

Me entrené y me entrenaron. Me metí a cursos para aprender a hablar en público. Además la compañía te entrena mucho. Cuando realmente crees en algo y quieres que las demás personas lo entiendan tanto como tú, hablarlo es fácil. Es contar la importancia de algo que para ti es realmente importante porque lo viviste.

¿Cómo hiciste tiempo para escribir tu libro?

No fue tan complicado. Mi libro salió de mis presentaciones de empleabilidad. Grabé todas las presentaciones, las transcribimos y las editamos con mi equipo de subeditores. Lanzarlo en EEUU fue un reto enorme porque había que sustentar cada dato, cada expresión.

Ver entrevista