
¿Manejas bien tus relaciones interpersonales? (ver pdf)
Fuente: América Economía
¿Quién quiere trabajar con gente soberbia, arrogante, conflictiva, amargada o resentida, por más grados académicos o experiencia que tenga? Nadie, ¿cierto?
En el mundo laboral existe una gama de relaciones interpersonales y la habilidad para construir buenas interacciones es una competencia importante que no debemos descuidar jamás. Saber manejar nuestras relaciones interpersonales suma mucho en nuestra empleabilidad.
Nuestra inteligencia emocional pasa por manejar, por lo menos adecuadamente, todas esas relaciones. No quiere decir que tengamos que ser el más popular en cada ambiente, ni que todos deben caernos bien, pero sí que debemos tratar de entender y de llevarnos bien con todas las personas con las que interactuamos. Y, según la situación, manejar cada relación con respeto y cordialidad, y sobre todo con todo el profesionalismo que requiere el mundo del trabajo.
En mi libro Usted S.A., cuento la historia de una empresa multinacional que nos contrató para un proceso de adquisición y fusión en el norte del país. Esta empresa solicitó nuestros servicios para ayudarlos a manejar el proceso de cambio de cultura de la empresa que pensaban implementar, y a ayudarlos a manejar de manera respetuosa y cuidadosa la posible consiguiente desvinculación de algunos ejecutivos, empleados y operarios de ambas organizaciones.
La historia sigue con las reuniones con toda la plana gerencial de la empresa comprada. Varios de los ejecutivos habían trabajado en la empresa durante muchos años y estaban naturalmente preocupados y muy intranquilos por lo que iba a suceder. Sin embargo, dentro del grupo había un ejecutivo que se mostraba muy tranquilo. Y él luego nos contó que lo estaba ya que era el único del equipo gerencial que tenía una maestría en una prestigiosa universidad del extranjero y, sobre todo, era el único del grupo que hablaba bien el inglés. Así, estaba convencido de que se quedaría en la nueva empresa integrada. Lamentablemente, era una persona muy arrogante y bastante soberbia, con poca empatia hacia el equipo: durante años se había preocupado en hacer saber a sus compañeros que era él era ‘superior’ y que estaba en ‘otro nivel’ que ellos. Claro, con esa actitud nadie lo quería demasiado ni disfrutaba trabajar con él.
Pasaron un par de meses, y la nueva administración evaluó a todos los gerentes, y, justamente, este ejecutivo fue el único de ese equipo que fue separado de la organización. ¿Por qué? Por no tener buenas relaciones con los demás, por no haber hecho ningún esfuerzo por integrarse. Por no haberse preocupado nunca de desarrollar -aunque sea un poquito- su inteligencia emocional. Porque los miembros de su equipo preferían no tener que trabajar con él, pese a que era un excelente profesional y responsable de muchos de los logros de esa organización.
En realidad, no se puede trabajar con alguien así. ¿Quién puede trabajar con éxito con alguien que tiene una actitud de superioridad o de víctima para el caso, o que simplemente tiene siempre la cara larga o mala actitud?
Hacer lo correcto, ser amable, valorar a los demás, pensar en el bien ajeno y respetar al otro parecen frases del pasado; pero son la base de las buenas relaciones interpersonales, claves para nuestra empleabilidad, reputación y marca personal. Y para ser más feliz en el trabajo y en la vida también.