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20 julio, 2012

Mi primer trabajo

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Mi primer trabajo (ver artículo)
Inés Temple nos cuenta sus experiencias y obstáculos para lograr conseguir su primer trabajo.
Revista: Mujeres Batalla, sección Opiniones – mi lado b, Julio 2012

 

Yo quería ser publicista. Me fascinaba la idea de trabajar en un agencia de publicidad, de moverme entre creativos, de hacer cosas divertidas.

Manos a la obra, ni bien volví de la universidad en NY me las agencié (vía el amigo de un amigo de una amiga) para conseguir una cita en JWT.

Jueves, 2:35 pm, lista para salir rumbo a mi primera entrevista de trabajo. Con falda y saco y bien peinadita salgo del departamento donde vivía con mi esposo (si, me casé muy joven….) lista para responder las preguntas difíciles que estaba segura me iban a hacer. Entro al ascensor de mi edificio y pacatán, la máquina se atraca (o se va la luz, no me acuerdo) y me quedo encerrada allí dentro por ¡¡casi tres largas horas!! (allí nace mi susto a los ascensores).

A través de la puerta, entre el miedo y la angustia le pido al guardián que le avise a mi mamá para que llame a la agencia, (no había celulares, obvio….). Total, cuando logran sacarme son casi las 5Pm e igual vuelo para la agencia…. ¿Pueden creer que mala suerte?

– Está bien que creas que hay que ser creativa para trabajar en publicidad, – me dice el entrevistador, – pero no te pases, ¡estás tres horas tarde!

Días después le conté lo sucedido a un amigo de mi marido, en una comida en su casa. Y le pareció tan divertido el cuento que me ofreció trabajar vendiendo las páginas de publicidad de su revista Debate. ¿Por que me lo ofreces?, le pegunté.  Tú le puedes vender hielo a un esquimal, – me respondió FOZ aun riéndose de mi historia del ascensor (creo que tampoco me creyó).

Y así fue como empecé, de cita en cita y maletín en mano a recorrer las calles para vender entre 20 y 25 páginas de publicidad por bimestre de esa fantástica revista del Grupo Apoyo, hoy desaparecida. Y con este, mi primer trabajo pude ayudar a pagar los gastos de Diego, quien anunció su llegada cuando no hacía ni un año que trabajaba feliz vendiendo mis páginas de la revista. ¿Y saben qué? Mientras más crecía mi panza, mejor vendía publicidad. Nunca he podido explicar ese fenómeno: no se si era mi “hambre” ahora que llegaban las responsabilidades, o era la simpatía y afecto de mis clientes sentían hacia esta joven empeñosa que entraba por la puerta siguiendo a su gran barriga…

Y así fue. Aprendí a vender, a tratar con clientes, a escuchar objeciones y dudas, aprendí a ganar mi plata cada mes (sólo ganaba comisiones, nada fijo), a hacer generar vínculos y relaciones de confianza (muchas aún las tengo 30 años después), a trabajar con disciplina y sobretodo a ser perseverante y dedicada, jamás aceptando un no como respuesta final. Ahora que escribo estas líneas caigo en cuenta que mucho de lo que luego me sirvió para sacar adelante a DBM (hoy LHH – DBM) años después, lo aprendí en esa experiencia linda, ¡mi primer trabajo!




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