Publicado en: Web Educamericas.com, 26-07-2013
Por: Angélica Cabezas T.
¿Cuántas anécdotas recuerdas de las fiestas de empresas a las cuales has asistido? Un jefe
que se pasó de copas, una compañera no acertó con el vestido, colegas que se enfrascaron en
una discusión «poco amable»… los ejemplos son innumerables. Lo que debería ser una grata
instancia para compartir con los compañeros de oficina, podría transformarse en una
desafortunada experiencia y afectar nuestra reputación e imagen profesional. El secreto está
en disfrutar amenamente, comportándose «a tono» con la situación.
Una celebración corporativa es una instancia para generar buenas relaciones interpersonales
en un ambiente de diversión fuera de la oficina, sin embargo sigue siendo un contexto de
trabajo y no una reunión con amigos. «No es realmente una fiesta, es trabajo, por lo tanto el
comportamiento debe ser similar al de un día laboral normal», dice categórica Lorena Pérez,
Encargada Desarrollo de Carrera Facultad Economía y Empresa, Universidad Diego Portales
(UDP).
Quizás se puede aprovechar esta instancia para conversar un poco más y hacer lobby revela
Lorena, pero la forma de relacionarse tanto con los superiores como con los compañeros,
deben ser muy parecidos al de la oficina. Si bien es un ambiente más distendido, existe un
límite que es necesario respetar.
La imagen profesional se daña al momento de cometer errores y excesos. La imagen tiene
estrecha relación con el comportamiento y la forma de desenvolverse y en estas instancias se
pone a prueba. «Proyectar una buena imagen y construir una buena reputación, puede tomar
años… destruirla, solo segundos. Así que es importante cuidarla en todo momento y en todo
lugar», asegura Mónica Berger, Consultora y Coach Ejecutivo, Lee Hecht Harrison – DBM Perú.
«En las fiestas de empresas todo el mundo está siendo observado, quizás más que en el día a
día por lo tanto, cualquier exceso que se cometa quedará en la memoria de todos.
Dependiendo del estilo de la empresa, la imagen de la persona quedará más o menos
afectada. Tomando en cuenta que culturalmente somos una sociedad que se enfoca en el
error y en lo negativo, un comportamiento poco apropiado puede dañar considerablemente la
imagen», sostiene la chilena Lorena Pérez.
¿Ahora cuáles son los errores más comunes y en qué aspectos se debe tener cuidado? La
experta Mónica Berguer, entrega un listado con las faltas más comunes:
Llegar tarde: Se olvidan que es una reunión de trabajo y no respetan el horario dela
invitación.
No asistir: Lo que la empresa podría interpretar como un desaire, una falta de interés
o de compromiso. También podrían ser percibidos como personas complicadas,
conflictivas, con problemas de interrelación. Asistir es una excelente oportunidad para
construir relaciones de confianza.
No vestirse apropiadamente: Siempre es importante vestirnos de acuerdo a la
ocasión, teniendo en cuenta la cultura organizacional y la debida formalidad que
requieren en general las reuniones de trabajo. Muchas veces los trabajadores se
olvidan que una fiesta corporativa es una reunión de trabajo y acuden a ellas vestidos
como irían a una discoteca o a un desfile de modas o, por el contrario, demasiado
informales y desalineado. «Normalmente el dresscode es de cocktail, cuidar los
detalles como peinado, accesorios, manos cuidadas. Al mismo tiempo debe ser un
vestuario cómodo, que permita una adecuada movilidad», dice por su parte Lorena.
No interactuar con todos: Asilarse es otro de los errores comunes, desaprovechando
la gran oportunidad de hacer nuevos amigos y construir redes de confianza.
Confundir la fiesta corporativa con una reunión amical: Como, por ejemplo, una
oportunidad para buscar pareja.
Usar lenguaje inapropiado: Sea éste corporal o de malas palabras.
Excesos: Sobrepasarse en la ingesta de comida o en el consumo de bebidas
alcohólicas.
Tocar temas de trabajo o de condiciones laborales: Se pierde la oportunidad de ser
conocidos en el plano personal por los compañeros de trabajo o cayendo inoportunos
al jefe o al Gerente de RRHH.