
El Valor de la Actitud (ver pdf)
Fuente: Revista Aptitus/ 12-11-2014
“Permítete la experiencia de recibir. Sé grande y humilde a la vez, todos tienen algo bueno que decir y enseñar” Por Mónica Berger, Consultora y Coach de LHH DBM Perú
Hace unos días, tuve que hacer una gestión en una oficina. La persona a cargo del servicio al cliente, probablemente, había tenido un mal día; al menos, así lo hacían parecer sus gestos y su poca amabilidad. Mientras esperaba mi turno de atención, observé que los colaboradores del área intercambiaban miradas de complicidad pero, a la vez, dejando notar su incomodidad. Los clientes salían de esa oficina mortificados y algunos manifestaron en voz alta su malestar, lo que hacía cada vez menos agradable mi espera.
Llegó mi turno. Pocas veces he sentido que la actitud de una persona me haga sentir nada bienvenida. Me aventuré a conversar al respecto y pude confirmar que, efectivamente, esta persona había tenido un mal día. Tocarle el tema de manera empática, lejos de molestarle, ayudó a que pudiera desahogarse. Luego, pudo analizar cada uno de los eventos negativos que le habían ocurrido y tomó conciencia que cada uno ocurrió como producto de su actitud. Así pudo reflexionar sobre cuántos malos días había tenido durante el último mes y cuántos malos días había hecho vivir a su equipo de colaboradores, a sus clientes y, seguramente, también a su familia.
El mundo ejecutivo suele tener muchas exigencias y presiones, así que comparto con ustedes algunas sugerencias para evitar enredarnos en una telaraña de problemas, para, más bien, empezar a contagiar a nuestros compañeros de trabajo de una actitud alegre y positiva que haga que nuestro ambiente laboral sea agradable y productivo.
1. SONRIE. Una sonrisa siempre cae bien y nos abre puertas. Regala una sonrisa a todas y cada una de las personas con las que te encuentras día a día, desde que llegas a tu centro de trabajo hasta que termina la jornada laboral. No temas sonreír a personas que no conoces, atrévete a descubrir el poder de la sonrisa.
2. AGRADECE. La gratitud es un valor que une a las personas. Observa cuántas veces en el día tienes motivos para decir “gracias”. No mezquines el uso de esta mágica palabra a todos y, en especial, a tus colaboradores: se sentirán valorados al escucharla.
3. PIENSA EN POSITIVO. El optimismo es el secreto para lograr todo lo que deseas en la vida. Pensar en positivo te conecta con el lado bueno de las personas y de las cosas, te permite oportunidades. Rodéate de optimistas, de personas alegres y entusiastas que te pueden ayudar a enfocarte siempre en positivo.
4. ALEGRA TU TONO DE VOZ. Una voz agradable es la forma más rápida de actuar de manera positiva. La próxima vez que hables con alguien, ya sea en persona o por teléfono, recuerda que con tu tono de voz podrás alegrar a los demás y también a ti mismo.
5. CONSIDERA LAS DIFICULTADES COMO RETOS. Muchas veces, nos preocupamos más de lo que deberíamos, nos desesperamos y eso nos hace pasar malos ratos. Enfócate en las ventajas y en las soluciones de cualquier situación, confía en ti y en tus fortalezas. Mira los problemas como oportunidades, como puertas que se abren para llevarte a nuevas experiencias y para ayudarte a crecer.
6. RECONOCE Y CELEBRA. Los seres humanos y, en particular, quienes trabajamos, necesitamos el reconocimiento. Sé generoso en reconocer y celebrar los logros de los demás como te gustaría que fueran celebrados los tuyos.
7. APRENDE A RECIBIR. Permítete la experiencia de recibir. Sé grande y humilde a la vez, todos tienen algo bueno que decir y enseñar.
Procura siempre regalarte un buen día y regalárselo a los demás. Haz que tu ambiente de trabajo sea siempre agradable y productivo.